Un estudio realizado en el Reino Unido ha descubierto que la exposición a largo plazo incluso a niveles bajos de contaminación atmosférica se asocia a mayores índices de depresión y ansiedad, lo que se suma al creciente conjunto de pruebas de que los combustibles fósiles tienen un impacto negativo en la salud mental.
Investigadores del Reino Unido y China hicieron un seguimiento de casi 390.000 adultos británicos durante unos 11 años y descubrieron que la exposición a largo plazo a varios contaminantes atmosféricos aumentaba el riesgo de depresión y ansiedad. Estos contaminantes, entre los que se incluyen las partículas finas, los óxidos de nitrógeno y el dióxido de nitrógeno, suelen liberarse al aire cuando los vehículos, las centrales eléctricas, los equipos de construcción y las operaciones industriales queman combustibles fósiles.
Los científicos llevan mucho tiempo dando la voz de alarma sobre los efectos de la contaminación atmosférica en la salud física, incluidas las enfermedades cardiovasculares, las infecciones respiratorias y el cáncer de pulmón. Un informe de la Universidad de Chicago publicado el año pasado reveló que la contaminación atmosférica reduce la esperanza de vida mundial en más de dos años, más que el tabaco, el alcohol, los conflictos y el terrorismo. Otro estudio reciente concluyó que eliminar la contaminación atmosférica procedente de los combustibles fósiles podría evitar más de 50.000 muertes prematuras al año y proporcionar más de 600.000 millones de dólares en beneficios para la salud pública estadounidense. También se ha demostrado que la contaminación atmosférica daña el cerebro de los adultos mayores, provocando deterioro cognitivo y demencia.
El estudio, que tuvo en cuenta el estatus socioeconómico y las enfermedades mentales preexistentes, se publicó el miércoles en la revista Journal of the American Medical Association Psychiatry y respalda la opinión de los científicos de que los combustibles fósiles afectan a algo más que a la salud física.
La psiquiatra de niños y adolescentes afirmó que la posible relación entre la contaminación y la salud mental era “sin duda un tema serio”.
“En lo que respecta a la relación con la depresión y la ansiedad, los resultados varían de un estudio a otro”, afirma. “Parece que existe una relación, pero aún no sabemos cómo se produce”.
El que estudia estos vínculos en niños y adolescentes, señaló la contaminación atmosférica, el aumento de las olas de calor, las catástrofes naturales y el miedo al cambio climático como factores que podrían afectar a la salud mental.